Para nuestra boda podremos haber tenido un cuidado extremo en cada detalle, desde la tonalidad del color exacto de las flores que van a juego con el bajo plato, hasta los niños de arras, pasando por la corbata del padrino y el color de la tarta así como la cinta del envoltorio de los regalos. Todo podemos haberlo coordinado al milímetro para que nuestra boda sea absolutamente perfecta, pero quizás no hemos pensado en lo más importante: En realidad sólo
necesitamos las personas que nos acompañarán y sobre todo nuestra actitud ante cualquier imprevisto.
¡Nuestra actitud es lo más esencial e importante!
Hemos visto muchas veces cómo ante cualquier detalle que varíe de lo que estaba previsto, la novia ha montado en cólera; puede ser que el color de la petalada no era del mismo tono rosa elegido de antemano…
Y no sólo el enfado de la novia sino los días posteriores del evento, porque no hay nada peor que una novia insatisfecha en el día de su boda.
Otra ocasión puede ser que nuestro chófer se pierda y no sepa llegar a la ceremonia, puede haber un fallo en la música o que se olviden los detalles para los invitados y haya que esperar a que los traigan, u otra «catástrofe» peor como que se manche o se rompa el vestido.
¿Realmente es tan importante como para hacernos enfadar de ese modo? No podemos olvidar nuestra actitud , será lo que pueda hacer que todo cambie de color. Pase lo que pase, nada debe fastidiarnos el día más feliz de nuestra vida que con tanto mimo hemos preparado, sólo debemos pensar, que si algo se retrasa, seguiremos nuestro timing y luego habrá oportunidad de retomar lo que se pasó. Si nuestro vestido se rompe un poco porque se haya quedado enganchado en algo, nos retiramos discretamente y lo reparamos tomándonos nuestro tiempo sin más alboroto.
No debemos perder el objetivo principal, compartir un bonito día con nuestra familia y amigos que felizmente han asistido a nuestra boda, para compartir este con nosotros. No pasa nada por esperar un poco si hay algún contratiempo.
Piensa que nada es verdad ni mentira, sólo depende del cristal con que se mira. Y este debe ser el cristal más rosa de todos.
Así que ¡ánimo chicas!