La mayoría de las veces empleamos mucho tiempo y dinero en la organización de nuestra boda y cuando llega el gran día son muchas las parejas que tienen la sensación de que todo ha pasado demasiado rápido. Vamos a intentar en este artículo ralentizar un poco el tiempo y ya nos contarás si lo hemos conseguido.
¡ Una copa de cava, por favor !
Lo primero que tenemos que pensar es que se trata de una celebración que hemos organizado por voluntad propia y que uno de nuestros objetivo es disfrutar de un buen rato rodeados de familia y amigos. Entonces vamos a intentar no ponernos nerviosos y relajarnos un poco.
Nuestro estado de ánimo y de tensión repercutirá en todo el evento, así que vamos a procurar estar lo más relajados posibles y así sin darnos cuenta transmitiremosr tranquilidad a las personas que nos rodean y las posibilidades de que todo salga bien aumentarán considerablemente.
Pero vamos a lo que nos ocupa ahora que es cómo alargar el tiempo o al menos tener la sensación de que las cosas no pasen tan rápidamente:
Lo primero puede ser durante la semana de la boda, una noche que os parezca bien, reservad un mesa para 2 en un restaurante, para cenar, con total tranquilidad y como si nos sobrara el tiempo y en ese momento simplemente decirle a tu pareja: vida mía ( ya cada uno dirá lo suyo ), dentro de X días nos casamos y quería compartir contigo este momento de tranquilidad para decirte lo feliz que me siento.
Pues, con sólo este gesto, esa última semana de preparación de la boda, se ralentiza, se para y la velocidad de la semana parece vuelve a durar lo que todas .
Por supuesto esta cena la podemos cambiar por una sesión de spa, unos masajes, una merienda en el campo… ya lo dejo a vuestra imaginación, pero es una acción importante para ralentizar la velocidad de crucero que coge esa última semana.
Y luego, durante la ceremonia, tranquilidad. A veces, atender a tantos invitados, puede provocar que nos sintamos cansados y desatendidos a la vez nosotros mismos. Es importante no perder a tu pareja de vista: Id los dos juntos cuando os requieran por parte de una u otra familia, por que si os separáis para atender cada uno por un lado, cuando os volváis a juntar, lo que ha podido parecer unos minutos puede llegar a ser bastante más, así que juntitos y con tranquilidad atendiendo a todo el mundo.
Durante la celebración, si tu prima te reclama con urgencia para una foto irrepetible de ahora o nunca, dile: sí prima, ahora mismo voy y con total tranquilidad busca en primer lugar una copa de cava, o un zumo de frutas y como si fueras una reina, que en ese momento lo eres, ve a hacerte esa foto que no podía esperar. Y así, con ese gesto de «ahora voy» y buscar primero al camarero, habremos conseguido no entrar en la velocidad de algunos momentos que nos asaltan en la boda y hacer que todo vaya más lento. Porque cuando menos nos lo esperamos ya se acabó todo.
¿Quieres más fiesta? Para ese día ya poco más se puede hacer pero para el día siguiente en el que nos levantamos tarde, si tienes ocasión, una buena idea es hacer un «lunch», que dicen los ingleses, y que no es ni un desayuno porque nos hemos levantado tarde y vamos a almorzar dentro de poco, ni un almuerzo, porque es temprano para almorzar, un poco como la merienda-cena de pequeños, pero por la mañana. Además no suelen estar todos los invitados del día anterior, sino los más allegados, con lo cual es un evento muy íntimo y familiar.
Otra opción es la socorrida paella o barbacoa junto a la piscina, ya cada uno verá sus posibilidades y mes del año de la boda y valorará como adaptar estas ideas si les parecen acertadas.
Espero haber ayudado un poco a tener la sensación de que no se acabó todo tan pronto.