Las flores constituyen como elemento clave de la decoración nupcial, no sólo en el lugar de la ceremonia del enlace y del banquete, sino también en los adornos de los novios, y por supuesto en los ramos de novia.
Un aspecto de la ceremonia nupcial muy destacado por lo visible y debemos cuidar especialmente es la decoración floral en la iglesia y en el lugar donde vayamos a celebrar el banquete de bodas.
El tipo de decoración dependerá en gran medida del recinto en el que vaya a transcurrir el evento; una iglesia, una ermita, una catedral, un recinto civil, etc.
Es aconsejable estudiar el sitio en el que se ubicarán los novios para sacar el máximo partido de todas sus cualidades. Y es que una pequeña y acogedora ermita de un recóndito pueblo que una iglesia moderna o un juzgado de una gran ciudad.
La estrella entre todos estos adornos es el centro de mesa, que se confeccionará con flores de colores acordes a los del lugar del banquete, a la vez que se tendrá en cuenta la iluminación y la disposición de las mesas. El centro de mesa no debe tener mucha altura para no reducir visibilidad entre los comensales.
Lo más habitual es utilizar flores de temporada, más acordes con el tiempo y con el tipo de traje elegidos. Lo normal es recurrir a clores claros y luminosos, que den luz natural y claridad al recinto.