¿De qué se debe hablar cuando se está sentado a una mesa? Hay ciertos temas que son, o deberían serlo, temas tabú.
No hay nada más desagradable que presenciar una conversación sobre las enfermedades o tratamientos médicos más horribles, un griterío que discute acaloradamente sobre política, o una odiosa discusión razonando porque una religión o creencia es mejor que otra. En estas tres líneas se han señalado los principales temas que no deberían aparecer en una conversación, no solo sentados a la mesa, sino en cualquier otro ámbito social cuando habla con personas que no son de su círculo íntimo de amistades o familiares. Y en la mesa, ni con personas íntimas; en la mesa se come y se charla, no se discute.
¿Qué hacer si surgen estos temas o alguien los saca en la conversación?
Se puede tratar de cambiar de tema, tratando de desviar la conversación por otros derroteros o bien se puede recriminar, de forma sutil, a quien trata de mantener una conversación de este tipo.
De forma tradicional además de religión, política y enfermedades, se han evitado temas tales como el sexo y los deportes, pues pueden conducir a discusiones en las que se le puede «atragantar» a más de uno la comida. Eso sí, si tiene que «capear» el temporal, y se ve involucrado en una conversación de este tipo, mantenga una conversación educada, dentro de los límites que el sentido común y la prudencia aconsejan.
Si el anfitrión está presente, él será quien se encargará de controlar la conversación para que no derive en discusión e incluso, aún mejor, cambiará de tema. Si no está presente, usted, ejerciendo de perfecto invitado, tratará de hacer lo mismo.
El abanico de temas disponibles es muy amplio, y aunque los temas tabús son muy «apetecibles» en muchas ocasiones, sobre todo cuando se quiere «caldear» el ambiente, o bien sondear que piensan los demás sobre este tipo de cuestiones, es mejor no estropear la comida, violentando a los comensales.
Si no quiere ser un invitado cuestionado por polémico, lo mejor es que evite los temas comprometidos y que pueden desagradar a sus compañeros de mesa.
Cuando se siente a la mesa, preséntese a sus compañeros de mesa que no le han sido presentados anteriormente.
Cuando se dirija a otra persona, hágalo por su nombre, y no de forma impersonal.
Participe en la conversación de la mesa, en la medida de lo posible. No sea un convidado de piedra. Los invitados muy callados, suelen causar una cierta inquietud y recelo entre los demás comensales. Ahora bien, si el tema no lo conoce o apasiona también puede hacérselo saber a sus compañeros de mesa.
Participe en la conversación de sus compañeros de mesa más cercanos, pero no en la de la otra punta de la mesa. Las conversaciones tienen su «radio de acción» que nadie debería traspasar. Tendrían que hablar a gritos y eso no es muy educado.En las conversaciones no es correcto hablar de personas que no están presentes, y mucho menos para criticarlas.
Si dice o cuenta alguna cosa que ha dicho otra persona, presente o no, no la cite. Hay un dicho popular que dice: «Se dice el pecado, pero no el pecador». Hay que ser discretos.
Si un tema le violenta, incomoda o le produce desagrado, hágalo saber a sus compañeros de mesa. No tiene porqué estar sufriendo toda la comida.
Sepa hablar y escuchar en todo momento. Una conversación no es un monólogo. Hay que saber hablar y saber callar para escuchar las opiniones de los demás.